Si la tecnología ha impulsado, de una forma u otra, a la gran mayoría de los sectores tradicionales, no podía ser menos en el mercado financiero. El concepto principal es la facilidad para personas y entidades de realizar sus transacciones o el control de sus finanzas. De este modo, herramientas como la banca electrónica o los nuevos sistemas de pago representan un ahorro de costes y tiempo para muchas entidades públicas y privadas.
Banca electrónica y las ventajas en el día a día
La banca electrónica es, por supuesto, uno de los grandes avances en estos días. La posibilidad de ejecutar operaciones desde el celular, sin farragosos desplazamientos y papeles, ha representado un gran avance; además de las transacciones entre las partes, también ofrece la posibilidad de obtener otros productos (como los créditos) y realizar un control ágil sobre los gastos e ingresos, así como la salud financiera.
A nivel particular, es muy ventajoso, pero si pensamos en lo que representa para las empresas u otras instituciones, que ya se encuentran en una fase real de digitalización, está claro que representa un sensible ahorro de recursos y esfuerzos. Por otra parte, algunos echan a faltar un contacto más personal con las entidades bancarias, algo que se está resolviendo con la asignación de un gestor personal para resolver dudas y poder dar más opciones. El otro punto negativo es la dificultad de algunas generaciones para controlar esta versión digitalizada de sus operaciones; en este aspecto es vital mantener las delegaciones físicas y el personal de atención presencial.
Nuevas monedas y formas de pago
A las formas de pago tradicionales, que incluían un par de únicas opciones, se han sumado diversas posibilidades más, lo que dota a algunas de las webs más importantes de herramientas para facilitar su relación financiera con los clientes.
Podemos ver este fenómeno del dinero en la red en sectores como el e-commerce con el famoso caso de AliExpress, pero también en portales de ocio digital, desde los clásicos entretenimientos que hoy viven una segunda juventud, como es el caso del poker en PokerStars y el uso de dinero real, la adquisición de videojuegos en sitios como Steam, hasta las plataformas de contenido audiovisual como Netflix, con un extenso catálogo de películas y series a disposición del suscriptor.
No se trata solo de métodos monetarios de carácter digital, también encontramos tarjetas virtuales, por ejemplo, algo desconocido para el gran público hasta hace pocos años.
Las criptomonedas son otra de las grandes novedades de la última década; sin embargo, en las últimas semanas se ha generado un considerable debate, dada la volatilidad de este producto y la desconfianza que crea la incertidumbre que los rodea.
Algunos apuntan que se trata de una burbuja que puede explotar en cualquier momento, un riesgo que provoca que su valor sufra fuertes devaluaciones sin previo aviso; otros piensan que el concepto es demasiado bueno y prometedor como para pasarlo por alto y chequean constantemente la actualidad para conseguir ese valor que se convertirá en la moneda a seguir.
La falta de una regulación clara tampoco ayuda a asentar este fenómeno, pero, entre todo este ruido de fondo, parece que las “cripto” han venido para quedarse, aunque aún falte tiempo para saber en qué condiciones.
La seguridad: un elemento clave
Si bien, al inicio de este artículo hemos mencionado la facilidad como la característica principal en estos avances, no se debe olvidar el apartado de la seguridad como otro elemento central del fenómeno tecnológico en el mundo financiero.
Las nuevas herramientas de ciberseguridad y prevención del fraude también tienen un papel capital en este mercado. No pueden valorarse como opción las nuevas formas de transacción o de gestión patrimonial sin un elemento de seguridad que las acompañe.
Pero que se utilicen nuevos dispositivos, como el celular, para desplazar los antiguos métodos presenciales no significa que se retroceda en este aspecto: de hecho, la comunicación remota tampoco estaba, hace 20 años, exenta de posibilidades de fraude.
De hecho, las nuevas herramientas cuentan con buenos puntos de control para evitar suplantaciones; y la mayoría de regulaciones legales reservan castigos importantes a quienes intentan enriquecerse ilícitamente mediante un uso fraudulento de las tecnologías en aspectos monetarios.